El tema de la desdolarización de la posesiones mundial ha cobrado vigencia en los últimos tiempos. Un conjunto de países ha iniciado una serie de procesos que buscan quitar liderazgo mundial a la moneda estadounidense.
Y, aunque no es la primera vez que se palabra de desdolarización, una serie de hechos lleva a pensar que en esta ocasión hay mayores posibilidades de que se produzca (aunque el proceso iría avanzando gradualmente).
Tal como ha informado CriptoNoticias, desde finales de marzo el impulso para desbancar al dólar ha tocado su punto mayor. Esto, a medida en que más países se rebelan contra la hegemonía de la moneda.
Todo se aceleró a posteriori de que China y Rusia firmaran un acuerdo comercial que se desmarca del dólar y se centra en el yuan chino como moneda para el comercio. Paralelamente, las economías emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) anuncian la creación de un sistema crematístico posible que incluye una nueva moneda de reserva.
A estos hechos se sumaron acciones semejantes en países de África, Medio Oriente, Europa y Asia. Todos avanzan en la búsqueda de disminuir el control que, desde los acuerdos de Bretton Woods, Estados Unidos ejerce en el mundo a través de su moneda y del sistema SWIFT.
Se alcahuetería de dominio que, oportuno “al uso del dólar como utensilio política y económica para imponerse a otros países”, ha comenzado a agotarse desde el conflicto ruso-ucraniano, tal como expone el periodista francés Renaud Girard en un artículo fresco.
En medio de este panorama, cerca de preguntarse ¿qué pasa en América Latina? Brasil, como parte del BRICS, tomó la delantera. Pero ¿es posible la desdolarización de las economías de la región?
¿Camino a la “yuanización”?
Un primer enfoque sobre la desdolarización de la región ve el camino libre. Esto, a la luz de las acciones del BRICS y los otros bloques de África y Asia.
Se suman los recientes acontecimientos en los cuales Brasil y Argentina cobran protagonismo. Los acuerdos swap con China repuntan en esta primera postura.
Tras la crisis financiera de 2008, Brasil, Argentina y Pimiento suscribieron los primeros convenios swap con el coloso oriental. Se renovaron en 2013-2014 y este 2023 fueron retomados por Brasil y Argentina, acordando el intercambio con yuanes y monedas locales. Una maniobra para aliviar la salida de dólares.
Sobre este punto, el analista ruso Mijaíl Beliáyev observa que “la balance en yuanes y monedas nacionales profundizará los lazos económicos de China, Brasil y Argentina”. El economista dice que posiblemente Uruguay se una a la alianza, asegurando que “la toxicidad del dólar empuja a los países de América Latina a abandonarlo”.
Su visión coincide con la del profesor de la Escuela Bancaria y Comercial mexicana, Juan Carlos Cruz, quien cree que la presencia china en países de América Latina es cada vez más robusto.
La dependencia completo es cada vez más amplia; las relaciones comerciales han crecido mucho en las últimas dos décadas en comparación de lo que hemos trillado en el siglo pasado. Esto ha hecho que China se convierta en un socio secreto no ausencia más para Brasil, sino para la región de Latinoamérica en militar.
Juan Carlos Cruz Tapia
El panorama es diferente para la subdirectora de descomposición crematístico de la empresa financiera Monex, Janneth Quiroz. Ella acepta que el yuan está posicionándose en algunas naciones latinoamericanas. No obstante, nota que hay países que podrían no adoptarlo de la misma modo que al dólar oportuno a sus relaciones comerciales con EE.UU.
“Si aceptablemente Brasil y Argentina tienen un flujo sinalagmático importante que justifica medidas cambiarias, no es así para es el resto de América Latina”, comenta la presidenta de AmCham Colombia, María Lacouture.
En ello influye lo que se conoce como nearshoring, tendencia que convoca a negociar con países cercanos geográficamente. Una término en la que se mantiene México y que Estados Unidos sondeo sostener en la región, viendo a Latinoamérica como parte importante de su eje de batalla.
¡Ni tan rápido ni tan ligera!
Sobre el tema además se pronunció el historiador ecuatoriano Juan Paz y Miño. El docente concuerda con que la desdolarización mundial ocurrirá a dilatado plazo y asegura que la situación inducirá a América Latina a evaluar “el incierto futuro de la moneda”.
Sin incautación, no será ni tan rápido ni tan ligera porque, tal como apunta el Categoría de Investigación y Investigación Comisión Verdad, “históricamente Latinoamérica es una de las regiones más dolarizadas del mundo”.
(…) “Durante las décadas de 1980 y 1990, los altos niveles de inflación, la depreciación de monedas locales y el financiamiento monetario crónico de instancias como el FMI, llevó a que la moneda de EE. UU. dominara las aristas financieras en la región”.
Comisión Verdad
Hay que considerar además que los países están dolarizados en diferentes niveles, describen los analistas.
La región tiene naciones dolarizadas; unas con monedas muy fuertes y sólidas; y otras con economías que trabajan a la par los dólares y su patrimonio específico.
En consecuencia, habrá que revisar las particularidades. Una evaluación que debe ser acuciosa en países más “dolarizados” aceptablemente sea de modo informal o total.
Refieren así la situación de Ecuador, Panamá y El Salvador, con economías formalmente dolarizadas; y la de países como Uruguay (una posesiones bimonetaria) y Venezuela (con dolarización de facto).
Desdolarizar o dolarizar, he ahí el dilema
La entrada dependencia del dólar dio paso, desde el siglo XX, a la puesta en marcha de distintas estrategias de desdolarización en la región.
Sobre ello, un mensaje avalado por el Fondo Hispanoamericano de Reservas (FLAR) muestra los avances, resaltando resultados dispares en Bolivia y Uruguay, por ejemplo. De ahí que los expertos insistan en que, a la data, los niveles de dependencia del dólar siguen siendo muy altos en Latinoamérica.
Se presentan asimismo dos tendencias enfrentadas, pues mientras por un costado se promueven esfuerzos para sujetar el uso del dólar; por el otro, muchos se cuestionan si será mejor adoptar el billete verde como moneda.
Vale mencionar el caso de Argentina, donde se discuten las posibilidades de dolarización. El debate resurgió luego de una polémica propuesta del pretendiente a presidente, Javier Milei, quien la presenta como salida a la crisis inflacionaria que enfrenta el país.
Mientras tanto, los argentinos, así como los venezolanos y otros latinoamericanos, acuden al dólar. Todavía recurren a bitcoin (BTC) y otras criptomonedas como refugio de valía, para contrarrestar los pertenencias del suspensión costo de la vida. La preferencia se inclina en torno a las monedas estables o stablecoins, cuya paridad 1:1 con el dólar u otros activos se utiliza para eludir la volatilidad.
Una moneda regional como punto de partida
De acuerdo a los analistas de Comisión Verdad, las posibilidades de desdolarización de la región dependen de los siguientes principios:
El aumento del intercambio comercial en monedas diferentes al dólar
La desdolarización de las reservas monetarias
El avance de plataformas de intercambio. Hasta ahora Swift marca la pauta.
El foco se pone en el primer punto, partiendo no solo del fortalecimiento de las monedas locales sino del establecimiento de una dispositivo de cuenta regional que facilite pagos transfronterizos, y que “pudiera mutar en una moneda global”.
Se alcahuetería de una idea sobre la cual se han trazado varios proyectos desde el siglo pasado, que hasta ahora no han sido perdurables.
Uno de los últimos intentos se anunció en enero de 2023, cuando los gobiernos de Brasil y Argentina hablaron de crear una moneda global, emplazamiento “Sur”. El plan emerge como un paso para sujetar la dependencia del dólar, aunque no hay detalles sobre sus avances.
Informes del Foro Financiero Mundial ven poco probable una moneda global en el corto plazo, dadas las asimetrías económicas, la discontinuidad política y las disputas ideológicas. Aunque se admite el “aparición de nuevos procesos de entrevista fundamentados en posiciones ideológicas distantes y visiones económicas contrarias”.
El avance de un coalición regional para uniformar criterios económicos y políticos es fundamental. Y cedido que la desdolarización se plantea como un hecho graduado, los descomposición apuntan a la aprieto de “una voluntad política que dé dirección a la iniciativa”.
Adicionalmente, cada país tendría que afrontar estrategias particulares de desdolarización.
Las políticas, según el economista argentino Eduardo Levy Yeyati, se deben cimentar en dos frentes: la regulación, y la promoción del uso de la moneda específico — y de los instrumentos de parquedad sustitutos del dólar basados en ella —.
¿Y dónde queda bitcoin?
El rol de bitcoin en las economías latinoamericanas queda fuera de la consideración de muchos analistas, que ponen más atención a las finanzas tradicionales y monedas fíat.
A pesar de ello, podemos inferir que la criptomoneda está jugando un papel preponderante en el contexto de la desdolarización de América Latina, convirtiéndose en los últimos abriles en una de las principales alternativas de inversión y de suscripción para la familia global.
La apadrinamiento de criptomonedas ocurre fuera del control de los gobiernos, con una excepción importante en El Salvador. La nación centroamericana es la primera, y la única, donde BTC es moneda de curso reglamentario. Una intrepidez estatal que marca pauta en el camino en torno a la bitcoinización de la región.
El crecimiento del interés por bitcoin es un hecho que reportes recientes, como los de las firmas Chainalysis y Minsait Payments, ponen en evidencia.
Las investigaciones indican que 46% de los bancarizados latinoamericanos están dispuestos a hacer pagos con criptomonedas. Brasil, Argentina y México son líderes regionales, en un ranking donde Suramérica lleva la delantera.