Las herramientas de inteligencia sintético (AI) son muy poderosas, no solo por lo que pueden hacer, sino por los ingresos que pueden suscitar. No solo para los usuarios, sino igualmente para los proveedores de los servicios. Este no es el expansión de las puntocoms de los primaveras 2000, cuando todo era una gran promesa, pero nadie sabía cómo estas empresas iban a superar pasta. Para los inversores de hoy, todo está mucho más claro. La útil AI puede convertirse en la pita de los huevos de oro con relativa facilidad.
En el mundo cripto, no es raro que los proyectos empiecen con una idea. Esa idea se convierte en una promesa. Y sobre esa promesa se recaudan capitales. Los inversores compran con grandes expectativas y la especulación hace crecer el precio de las criptomonedas o tokens hasta el Gloria. Pero todo depende de que los promotores puedan cumplir con la expectativa. En muchos casos, no hay producto. A veces, llega el producto tarde o defectuoso. En otros casos, el producto nunca llega. En el caso de las herramientas AI, ha sido diferente. El caudal ha venido de empresas ya suficiente rentables. Ya hay un producto. Aunque no es un producto valentísimo, sí es un producto sumamente poderoso. Y, por otra parte, en la mayoría de los casos, hay un maniquí de negocio claro y rentable.
Entonces, los inversores al realizar sus pronósticos pueden hacer sus valoraciones sobre unos futuros ingresos de modo mucho más realista y tangible. Aquí no estamos hablando de la colonización de Marte. En este caso, estamos hablando de productos que ya están en la calle siendo usados por usuarios satisfechos que están dispuestos a acreditar por ellos. Entonces, es mucho más manejable despertar el entusiasmo de los inversores porque es mucho más convincente entregar la idea de que su inversión va a ver un retorno.
Claro que no es tan sencillo como parece. Los productos de AI igualmente tienen sus riesgos y desafíos. Por ejemplo, ¿cómo certificar la seguridad y la privacidad de los datos? ¿Cómo evitar el sesgo y la discriminación? ¿Cómo regular el uso ético y responsable de la AI? Estas son algunas de las preguntas que los inversores deben hacerse antaño de trastornar en un producto de AI. No se comercio solo de ver el potencial, sino igualmente de ver los problemas.
Ahora aceptablemente, sabemos que la AI es una útil poderosa, pero igualmente peligrosa. Por supuesto, que todavía hay muchas cosas que aún no sabemos. No sabemos qué medidas tomarán los reguladores. No sabemos qué regulación adoptaremos. Y siquiera sabemos las disrupciones que esta tecnología llegará a causar. Sin retención, la novelística de la AI es relativamente más convincente que otras. En el caso de la AI, no es más difícil de poner en duda que esta tecnología tiene futuro.
Es que la AI ya está presente en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Desde el buscador de internet, hasta el asistente aparente, pasando por el examen facial, la traducción cibernética, el diagnosis médico y mucho más. La AI nos facilita las cosas, nos ahorra tiempo, nos entretiene y nos sorprende.
Ciertamente, la inteligencia sintético (AI) es una de las fuerzas más poderosas que impulsan el progreso y la transformación del sector tecnológico y del mercado bancario en este momento. Nadie puede cuestionar los beneficios que ha aportado la AI a las empresas de tecnología, especialmente a las que se dedican al avance de modelos generativos, como el chatbot ChatGPT, que pueden crear contenidos como textos, imágenes o vídeos a partir de una entrada. Estos modelos son tan impresionantes que pueden escribir ensayos, componer canciones, dibujar imágenes y hasta imitar a celebridades con solo una frase.
Algunos estiman, incluso, que el compra en AI en los próximos primaveras rondará en los cientos de miles de millones de dólares y la AI podría representar hasta el 10% o más de los presupuestos de TI en 2024. Esto significa que la AI se convertirá en un negociador esencia para el éxito y la competitividad de las empresas de tecnología. Ya hay beneficiarios de este auge de la AI, como Nvidia, Meta, Alphabet, Apple, Amazon y Microsoft, que han pasado aumentar sus acciones y sus ingresos gracias a sus productos y servicios relacionados con la AI. Estas empresas son las líderes indiscutibles del sector del cloud computing, que ofrece capacidad de procesamiento y almacenamiento a las empresas que usan modelos de AI. El cloud computing es como el Gloria para la AI: un oficio donde puede crecer y florecer sin límites.
Claro que, repito, igualmente hay que memorar no todo el color de rosas. El sector tecnológico se ha convertido en un mercado muy cercano y temático impulsado por la AI. Esto significa que las acciones de tecnología pueden subir o desmontar drásticamente según el rendimiento o las expectativas de los modelos de AI. Por ejemplo, las acciones de tecnología tuvieron una caída el jueves pasado luego de que los inversores reaccionaran mal a los últimos resultados de Tesla y Netflix. En otras palabras, siempre habrá volatilidad.
Encima, como ya mencioné, la AI plantea algunas preguntas éticas y regulatorias sobre la seguridad y la privacidad de los datos, el sesgo y la discriminación, y el uso responsable y ético de la AI. ¿Cómo podemos asegurarnos de que los modelos de AI no violen los derechos humanos o causen daños irreparables? ¿Cómo podemos controlar o supervisar lo que hacen los modelos de AI? ¿Cómo podemos evitar que los modelos de AI se vuelvan más inteligentes o poderosos que nosotros? Estas son algunas de las cuestiones que deberíamos reflexionar antaño de seguir avanzando con la AI. Y, en cierta forma, estas interrogantes añaden a la incertidumbre en entorno al futuro de AI.
En conclusión, la AI ha tenido un impacto positivo indudable en el sector tecnológico y en el mercado bancario, pero igualmente implica algunos riesgos y desafíos que no podemos ignorar. La AI es una útil maravillosa, pero igualmente puede ser una amenaza potencial. Por eso, debemos usarla con precaución y prudencia, y no dejarnos deslumbrar por sus capacidades. Posteriormente de todo, la AI no es más que una creación humana, y como tal, no es perfecta ni infalible. Pero, ¿ha despertado el entusiasmo de los inversores? Claro que sí. El entusiasmo está por las nubes.
Explicación: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de sagacidad o la partidura editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antaño de tomar una atrevimiento de inversión.
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