Para el economista venezolano, Asdrúbal Oliveros, el proceso de desdolarización sería muy difícil.
Los venezolanos se han acostumbrado a usar el dólar y las criptomonedas como refugio de valencia.
Tras el fresco anuncio del gobierno de insertar a Venezuela en la iniciativa de desdolarización del mundo, algunos economistas se han pronunciado sobre la forma en que podría implementarse este proceso en el país caribeño.
Uno de los primeros en murmurar sobre las posibilidades reales de desdolarizar a Venezuela fue el director de la firma financiera Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, para quien esa meta “es extremadamente difícil”. En primer división, porque la moneda recinto, el bolívar, prácticamente no existe como dispositivo de cuenta.
El economista se refiere con ello al proceso de dolarización de facto que se ha producido en la nación suramericana. Esto, en medio del ciclo hiperinflacionario en el cual entró la crematística desde 2017, el cual hizo que la masa usara el dólar como medio de cuota. Una praxis que se generalizó y que el mismo gobierno reconoció en 2019 como “válvula de escape”.
La dolarización comenzó incluso antaño de esa término, pues aún con el control cambiario impuesto por unos 15 abriles, las personas acudían al mercado sable para transar con el billete verde.
Esta situación llevó al dólar a ser una moneda ampliamente utilizada entre los venezolanos. Los estudios indican que en las principales ciudades del país más del 65% de las operaciones de compraventa se hacen en dólares. Un hecho que dificulta su reemplazo, según recuerda Oliveros en un tuit.
Agrega que los agentes económicos ya se adaptaron a establecer precios y costos en dólares, “lo que áncora sus expectativas y dificulta la transición a otra moneda”.
A lo antecedente suma que el dólar “se ha convertido en una moneda de reserva y economía para muchos ciudadanos”, anejo a criptomonedas como bitcoin (aunque el economista no la menciona). Lo que les hace reticentes a abandonarla.
“Un venezolano, cuando piensa en economía, piensa en una moneda distinta al bolívar. No hay mecanismos de economía en bolívares, porque tenemos una inflación extremadamente incorporación que el Bandada Central ha agradecido en más de 400%
Asdrúbal Oliveros, economista
Todas estas circunstancias han hecho que el monto de efectivo en divisas que circula en el país supere ampliamente la cantidad de bolívares en circulación, acota Oliveros.
De ahí que vea como poco muy difícil iniciar una desdolarización, pues “implica —por otra parte— restablecer la confianza en tu moneda, y eso no se logra por decreto; eso se logra con acciones concretas, con políticas públicas”.
La desdolarización debió principiar antaño
En una secante de pensamiento parecido a la de Oliveros se pronunció Luis Vicente Arrogante, director de la encuestadora Datanálisis, quien asegura que la desdolarización venezolana es “casi ficticio”. Según declaró a un medio regional, “no existen procesos conocidos de reversión de una dolarización de esta magnitud”.
La idea ha sido compartida en otras oportunidades por Daniel Cadenas, profesor de Pertenencias de la Universidad Central de Venezuela, al señalar que una vez que una dolarización de facto alcanza cierto filo, el aberración es muy poco susceptible a ser revertido.
“Si el gobierno venezolano quería desdolarizar la crematística debió principiar en 2017 o a más tardar en 2018, cuando la dolarización estaba en sus fases más incipientes”, expresó.
“Una vez que una dolarización ha cogido el jerarquía de profundidad que existe en Venezuela, el aberración tenderá a persistir probablemente durante décadas“.
Sobre ello, el economista y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Omar Zambrano, ha dicho que desdolarizar y exigir a retornar a usar una moneda que tiene un serio problema de credibilidad, “es un tema peligroso porque las monedas se construyen a pulvínulo de confianza”. Tal hecho, a su litigio, traería muchos riesgos al sector financiero y productivo.
Zambrano se refiere así a la opción de trazar estrategias para promover el uso de la moneda recinto venezolana como vía para la desdolarización, plan manejado por el gobierno desde hace tiempo y que hasta ahora no ha rendido frutos.
Pero, aunque el presidente Nicolás Adulto no habló en sus declaraciones de alguna moneda en específico para sustituir al dólar, la tendencia mundial flagrante apunta principalmente en torno a el yuan chino. Una dirección que quieren marcar Brasil, Argentina, y más recientemente Bolivia, en sus políticas de comercio extranjero, tal como ha reportado CriptoNoticias.
En ese sentido, si perfectamente algunos analistas ven el camino despejado para una “yuanización” de América Latina, otros expertos consideran que no todos los países están preparados para alejarse fácilmente de la dependencia del dólar. En ello influyen los diferentes niveles de dolarización que persisten en la región. Y Venezuela es un ejemplo de ello.